ChatGPT gasta más energía de la que imaginás
- Transición Energética Sostenible
- 23 feb
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Actualizado: 6 mar
La inteligencia artificial (IA) ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, con modelos como ChatGPT a la vanguardia de esta revolución tecnológica. Sin embargo, este avance conlleva un considerable consumo de energía y recursos, lo que plantea interrogantes sobre su sostenibilidad y el impacto ambiental asociado.

Consumo energético durante el entrenamiento
El proceso de entrenamiento de modelos de lenguaje de gran escala, como GPT-3, demanda una cantidad significativa de energía. Se estima que el entrenamiento de GPT-3 consumió aproximadamente 1.287 megavatios hora (MWh) de electricidad, equivalente al consumo anual de energía de 130 hogares en Estados Unidos. Este elevado consumo se debe a la necesidad de procesar vastas cantidades de datos para ajustar los parámetros del modelo.
Consumo energético durante la inferencia
Una vez entrenado, el uso cotidiano de ChatGPT también implica un consumo energético notable. Estudios recientes indican que una consulta típica a ChatGPT consume alrededor de 0,3 vatios-hora de energía, una cantidad menor a la que se estimaba previamente. Aunque individualmente este consumo puede parecer modesto, al multiplicarse por millones de usuarios diarios, el impacto total se vuelve significativo.
Comparación con motores de búsqueda tradicionales
Comparado con motores de búsqueda como Google, las consultas a ChatGPT requieren más recursos debido a la complejidad de las tareas de generación de lenguaje natural. Aunque estudios anteriores sugerían que una consulta a ChatGPT consumía hasta 10 veces más energía que una búsqueda en Google, estimaciones más recientes indican que esta diferencia podría ser menor.
Impacto ambiental y sostenibilidad
El considerable consumo energético de los modelos de IA tiene implicaciones ambientales directas, incluyendo una mayor huella de carbono y un uso intensivo de recursos hídricos para la refrigeración de los centros de datos.
Además, la infraestructura necesaria para soportar estos modelos contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para mitigar estos efectos, empresas tecnológicas están explorando fuentes de energía más limpias, como la energía nuclear, para alimentar sus centros de datos.

Iniciativas hacia una IA más eficiente
Ante estos desafíos, se están desarrollando esfuerzos para crear modelos de IA más eficientes y sostenibles. Por ejemplo, la empresa china DeepSeek ha introducido un modelo de IA de código abierto que ofrece un rendimiento competitivo utilizando menos recursos, lo que representa un paso hacia una inteligencia artificial más ecológica.

En resumen, mientras que la inteligencia artificial ofrece beneficios significativos, es crucial abordar y gestionar su consumo energético y el impacto ambiental asociado. La comunidad tecnológica y científica debe continuar innovando para equilibrar el avance de la IA con prácticas sostenibles que minimicen su huella ecológica.